ILUSIONES

A mí también me gustaría ser secretario general de la FSM, ¿Cómo no? Aunque no puedo decir que sea la ilusión de mi vida. En realidad la ilusión de mi vida era ser director de cine y me quedé de funcionario, eso sí por partida doble.

Para Antonio Miguel Carmona, la ilusión de su vida es ser secretario de la FSM, pero se tendrá que conformar con ser alcalde de Madrid. Sin embargo, ser alcalde de Madrid es, o era, la ilusión de Juan Carlos Monedero quien seguramente ocupará algún otro puesto. Merecido, que por algo se ha pasado la vida, según parece, siendo el alma de la emisión «la tuerka» que es a PODEMOS lo que la abadía de Monserrat al nacionalismo catalán.

Y probablemente, ese puesto de Monedero será la ilusión de algún otro que, más abajo en la cadena trófica, tendrá que conformarse con menos, o con nada: ¡Valle de lágrimas!

Así que parece que se avecina un interesante juego de sillas musicales. Y eso sin tener en cuenta las ilusiones de los del PP, incluida Esperanza Aguirre, cuya mayor ilusión es la de tener bajo su mando a los agentes de movilidad del ayuntamiento de Madrid.

Y en todo este asunto, lo sorprendente es la cantidad de gente que descubre ahora que su mayor ilusión es ser presidente de la Comunidad de Madrid. Sorprendente, sobre todo, por lo sobrevenido de la cosa ya que hace apenas unos días ninguno la había manifestado y ahora se descubren esa ilusión: Ha bastado que se fuera (de grado o no) Tomás Gómez. ¡Y eso que sólo era secretario general! Entiendo que estos ilusionados pensaban que serlo le bastaba para ser candidato (¡Vaya! Lo mismo que le niegan a Pedro Sánchez) y que la plaza estaba ocupada.

Ilusiones volátiles, que un día van y al siguiente vuelven. Y que, de seguir así, y en la misma lógica de rebajas de los casos anteriores, quizás tengan que conformarse con ser diputados de la oposición. Claro, que eso siempre es mejor que ser simples militantes del partido en el gobierno.

Menos mal que en todo este lío de ilusiones e ilusos, los militantes de base están tomándose en serio el proceso y consolidando, en las asambleas, una candidatura digna capaz de ser una alternativa de gobierno. Probablemente sean los que menos ilusiones se hagan, pero son los que están tirando del carro.

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